domingo, 31 de agosto de 2014

Planes

—Tanto tiempo que no te veía, S.
—A mí también me da gusto verte.
—Tenemos algunas cosillas de que hablar pero primero tienes que comer más. A este paso vas a desaparecer y sin siquiera haber empezado tus siguientes planes.
—¿En serio tengo planes? Yo que pensé que ya había acabado la etapa en la que trabajaba para ti. 
—No vas a trabajar para mí. Lo que iba a decirte es que necesito que tramites tu VISA. 
—¿Me vas a llevar a componer mi preciosa nariz? Porque si no, no me interesa.
—No, de hecho los planes son otros pero antes de que yo me vaya a alcanzar a mi último marido a buscar petróleo, a lo mejor y sí te mando a que te compongan esa nariz o si no, cada que reces por mí, no vas a dejar de recordármelo. 
—Eso es muy posible.
—En fin, ¿cuánto tiempo más quieres estar acá? 
—Hasta acabar la escuela
—¿Ya lo checaste?
—Sí, ya todo está arreglado. En un par de semanas estaré netamente en sexto y sin deber nada. Lo que sí es que tengo que hacer esas cosas de la tesis y bueno. Ya me vi junto a cualquier chacal diciéndome cosas como: "termina, mata la tesis" y chingaderas así.
—Bueno, las porras no están tan mal, ¿ya te dieron resultados de la beca?
—Todavía no. De todas maneras y a este paso ya me vi buscando mi imagen llorando en google porque no me la dieron…again. Por cierto, ¿eres creyente? Necesito que gente buen… olvídalo.
—Ahora me dices.
—Es una cosa que ando haciendo. Ando convocando a gente buena y creyente para que rece y que me den la beca mediante sus rezos. Es que si yo rezo se me ceba hasta por las próximas siete vidas. Como los espejos.
—¿Crees que no soy buena persona?
—¿Vamos a discutir?
—No. Pero solamente porque casi no te he visto en este año.
—Este año… complicado pero creo que ha sido bueno. Creo.
—Yo creo que sí. Tu problema es que siempre te buscas a los sin metas. 
—¿Hablas de tu sobrino? Porque no me gustaría entrar en detalles.
—Olvídalo. En fin. Ve lo de la VISA.
—¿Para qué eso de la VISA?
—Siempre he pensado que tienes potencial para actuar y bueno, alguien me dijo que si conocía a alguien y el resto de la historia ya la sabes. No sé, a lo mejor sí tienes talento para eso. 
—Si te digo que hasta las lágrimas me salen naturalitas y sin sentir.
—Írala, si bien que conservas tu sentido del humor.
—Claro, este viaje me trajo sorpresas.
—Sí, algo de eso supe. Qué bueno que te fue bien en, ¿dónde fue? ¿Real de Catorce?
—Simonsky.
—Quiero meterte a una academia de literatura. Algo bueno y seguro, nada improvisado o cosas así. Como hace años. Lo necesitas y lo sabes. 
—No sé todavía si quiero.
—¿Qué te presiona más?
—La renta. Tendré que vender cosas y me pone triste.
—¿Quieres que te preste?
—No, mi orgullo no me lo permite.
—¿Ah, no?
—No. Me hace sentir mal.
—Allá tú.
—Nueva York… me gusta la idea.
—A mí me gusta la idea de tener de nuevo a mi sobrina a mi lado.
—¿Sobrina?
—Llevamos años conociéndonos, ¿por qué no?
—Pues sí, ¿por qué no?, ¿tú andas bien?
—"Simonsky", mejor que nunca. 

martes, 26 de agosto de 2014

No entiendes

—Hola ¿cómo andás?
—Cómo perro con dos colas…
—Mmmm ya…
—Ya… ¿qué?
—No nada, es que, me venía acordando de Aldo y bueno. Vos sabés esa cosa de compartir y eso…
—Más o menos me la sé…
—¿Te acordás que te mandó un mail antes de morir y que me lo mandaste para ver qué pensaba?
—Grave error, supongo.
—Lo venía pensando desde hace semanas. Nunca más hablamos de eso, ¿por qué nunca hablamos de eso?
—¿Por qué es un muerto?
—Ok, ya vi que hoy traes el humorcito de hincha pelotas pero yo siempre te escucho y hoy, te toca escucharme a mí. El punto es, que me acordé de ese mail y lo vi; hablaba sobre los cometas y las estrellas jugando fútbol ¿te acordás?
—Más o menos.
—¿No querés hablar?
—No.
—Ok, ¿sabés que lo hago para animarte? Te gustaba ese mail y quiero que te sientas bien así como también siempre quiero lo mejor para vos.
—Yo no.
—Lo sé, pero aún así quiero lo mejor y entonces vení la cosa esa de: "¿y si voy para México?" y, entonces comienzo a pensar, a recordar todas esas cosas que me decías desde un: "nunca te dejaré" hasta un: "hasta aquí, hasta mis tuits son una broma". No lo tomes a mal. He aprendido de vos hasta cuando andás muy mal.
—Mal hecho.
—Me imaginé. A vos nunca te importa si estoy aquí o allá si te llamo o no. Si me atrevo a levantarte o cualquier cosa pero también descubrí hace poquito que no te importa de quién venga y eso duele. Eso duele considerando lo que vivimos, ¿hasta cuándo te vas a doblar?
—A lo mejor nunca. No sé querer más allá de lo que me han querido.
—Es que, te lo digo porque te extraño.
—Yo no.
—¿Ah, no?
—No, entre tanta pinche muerte no sé ni a dónde ir y ni sé qué pensar. No tengo tiempo para ti. Lo siento pero así es. Eso sí, siempre eres la persona más oportuna para hablar. De cualquier cosa. No importa. Siempre eres oportuno y eso no cualquiera. Siempre estás y ni siquiera cuando yo lo pido, eso es raro.
—Eras mi esposa, bueno,  olvidá el título. El caso es, que eres importante y a alguien importante no se le deja solo ni aunque quiera. Eres importante por eso no me rindo.
—¿Por qué?
—Porque sé que no me hacés falta pero también sé que a vos no te hago falta. Es algo sin compromiso pero que ahí está y se siente. Sé que me odiaste o a veces me odias por haberte dejado en un principio pero tampoco me hiciste a un lado y yo tampoco pude hacerlo. Simplemente, se convirtió en un valor, no es un compromiso, sino en un valor que pocos encuentran. Da igual. A vos no te importa.
—F. Milton Lancelot, alias "El correcto".
—¿Qué?
—Es que así te decíamos M. y yo. Jugábamos con eso. Luego, el juego se volvió aburrido.
—Se han de haber divertido a lo grande.
—Al principio pero acá entre nos, brillaste más que cualquiera de las bromas que hacíamos. Hasta el punto en el que el respeto que te teníamos, de cierta manera, se convirtió en inspiración. Eso ya no volvió a pasar con nadie más. Pensé que podría pasar pero tú eres más noble. A lo mejor por eso juego, porque sabes que es un juego inocente y estúpido. En fin, no pasa con cualquiera pero tampoco te crezcas tanto.
—… lo peor es que ni me siento ofendido. Supongo que es algo ganado.
—Pueque…
—Oye…
—¿qué?
—Regresa a Argentina
—No.
—¿Por qué?
—Porque acá todavía no acabo. Tengo que hacer trámites ¿sabes que vi hoy a tu tía?
—¿Y qué tal?
—Del horror pero bueno, siempre se le agradece su compañía. A lo mejor y termino como ella
—No digas.
—No está tan mal. Me da envidia, la verdad.
—Hacés mal. En serio.
—La ventaja de ello es que no es tu problema.
—Seguís siendo tan difícil. De menos eso no lo has perdido.
—Obvii no, man. Ni con el terapeuta.
—Bueno, no ha de estar tan mal.
—Tengo mis mecanismos.
—Ya vi. Oye, te quiero.
—Yo ya no.
—Está bien, acepto. Pero no te voy a dejar porque quiero que vos estés bien y para eso tengo que estar al pendiente. Otros pelotudos a lo mejor no les importas pero a mí sí.
—Cómo gustes, es tu vida.
—También te extraño.
—Yo no.
—Lo sabía pero al menos quiero cuidarte, ¿me dejás?
—Es tu tiempo, no el mío.
—Sólo quiero que andés bien, M, prométemelo.
—A mí sólo me dan ganas de llorar por todo y por nada. Más por nada que por todo. No extraño o sí pero no es nada que no pueda opacar. Tú estás en esa lista.
—Yo no quería…
—Me da igual. No me queda nada de qué hablar contigo. Que tú no te rindas, ya no es mi problema.
— Entiendo. Intento. Escribe, sólo te pido eso, escribe. Te quiero siempre, nubecita.
—Yo no. No me digas "nubecita" porque sabes que me da pena.
—Entiendo.
—No, sigues sin entender.

lunes, 7 de julio de 2014

Sobrevolando

Pues acá estoy: sobrevolando esta habitación, dándole vueltas al asunto. En realidad y a manera de confesión creo que es por eso que no puedo dormir: ando intentando acabar con muchas cosas y lo primero que se me viene a la mente como solución, es querer convertirme en un kamikase con la cabeza hirviendo en anfetaminas y listo para reventar el avión, camino al sol, perdiéndose en la inmensidad de la luz.
Pero pues nada de eso pasa y sigo sobrevolando la estancia. Huele a moho porque ha llovido mucho, por cierto.

Siempre me he cuestionado si vale la pena hacer algo en lo que crees que eres bueno pero sin saber en realidad si es lo que te gusta o algo así. Ni yo misma sé. No sé nada ahorita, ni he sabido nada en los pasados meses, perdí la brújula.

Quiero pensar que todo se juntó: la muerte del amigo de años, no estar viajando sola a la edad prevista, una relación no fallida (?) pero donde mi confianza ha sido puesta a prueba, detalles como no haber terminado la escuela, amistades que más que amistades son un tipo de intento de hacerme ver lo mierda que fui con ellos, autocompadecimiento, sin trabajo, ya sin obra que terminar, sin una meta fija… Nada, el puro limbo, ¿mencioné que tengo las ojeras como si fueran hamacas? ¡Lucen espectaculares!, como las de Marion Cotillard pero en onda dramática. Bueno no, no lucen cool.

A veces pienso en el suicidio no como un plan sino como un pensamiento que pasa por ahí, saludando y me comienzo a imaginar cómo me suicidaría y entonces imagino que lo haría en el metro, como los demás aunque yo preferiría con uno de mis primeros amores: la h... pero pues el metro sale más barato, aparte y como facebookstar capaz que me hago más famosa pero de pronto pienso que hasta eso me podría salir mal, es decir, ¿qué tal si termino tullida, o desfigurada, o ambas? Una nunca sabe.


Si se están cuestionando acerca de mi familia les informo que sí tengo una familia, no soy huérfana pero honestamente siempre fui muy desapegada y me provoca cierta urticaria preocuparlos por cosas tan nimias como estas crisis existenciales. Yo sé que pasarán, sólo que no sé cuándo. Creo que todavía creo en mí misma. Soy, como Tom Waits en una entrevista cuando dijo: "cree en ti mismo incluso frente a las peores probabilidades" pero no sé hasta qué punto sigo creyendo. Por eso vomito todo esto, a esta hora y con la incertidumbre de si podré dormir o si en unas horas me sacaré el melate. 

Fin. 












viernes, 4 de julio de 2014

Skype


—¿Qué haces a esta hora despierta?
—Nada, charlaba, ¿tú? 
—Igual, en la pendeja.
—Ya… ¿hace cuánto que no hablábamos?
—Ya bastante. Ahorita se me ocurrió hablarte porque no hay nadie conectado a esta hora en el skype.
—Es que todo se lo ha llevado Facebook. 
—Toda la razón.
—Maldigo el día que saqué una cuenta en esa cosa. 
—¿Y por qué no lo cierras?
—Ego, supongo.
—Sí, eso veo que eres repopular ahí.
—Es mi versión amable.
—¿Sigues de quejumbrosa?
—No he cambiado ni tantito. Por cierto, te tengo agregado en FB pero no habíamos hablado por ahí, ¿o si?
—Yo casi no ocupo FB.
—¿Y eso?
—Lo ocupo para andar de stalker.
—¿A las ex's?
—No conozco a nadie que no ande de curioso buscando el qué tan bien o mal le fue a la ex después de que la dejaste.
—Hay casos en donde se ponen gorditas, se casan o tienen hijos. 
—¿Tuviste novia?
—No, torpe. Hablo de ex's de mis novios, pero está chido porque algunas hasta me elevaron el ego.
—Raro.
—Si, ¿verdad?
—Y de tus ex's, ¿hay alguno que te hayas dicho: "vergas, ¿por qué lo dejé?" 
—Un par. De hecho, se pusieron reguapos los cabrones. Hace poco me desvelé viendo las fotos de la boda de uno de ellos
—Qué triste.
—Ni que lo digas pero el cabrón se puso tan guapo que hasta soñé con él.
—¿Incluía novia?
—No. 
—Que mal, casi imaginaba un trío.
—Qué enfermo estás. Sólo lo soñé a él.
—¿Fue importante?
—Apuradamente me acuerdo de su segundo nombre.
—¿Y lo tienes agregado en fb?
—Fue uno de mis primeros contactos. Ahorita no sé ni por qué lo tengo. Ni siquiera lo felicito en su cumple al pobrecillo.
—Tampoco creo que lo extrañe.
—Pueque pero a veces pensaba: "ah, no mames ¿cuánta gente tiene agregada a otra gente que fue importante y así?"
—Te lees a meme de fb
—Me faltan los ositos pero sí.
—¿Y el otro?
—Ah, con ese me llevo bien bonito pero se fue hace poco a Europa. Definitivamente le fue mejor que a mí. Se puso bien buenote, tan bueno se puso que hasta hace poco me enteré que le dieron un premio acá, internacional y todo.
—Qué mal.
—Y tiene unas fotos de esas tipo: "¡ah, no mames, conmigo no estabas así de bueno y…"
—Ya entendí.
—Ok. Pues eso, es mi único par.
—¿Y las exnovias de ellos sí se pusieron buenas?
—No, por ese lado me fue bien. Punto para mí. 
—¡Ja!
—Y bueno, eso es todo en ese rubro. 
—Pues a mí me gustan tus publicaciones pero sí, la gente que te conoce de años sabe que es una versión muy amable de tu parte.
—¿Creerás que mi papá se enoja cada que lee esas "sandeces"?
—¿Cuánto tiempo tiene en Fb?
—Poco. Como dos años, quizá menos.
—Comprensible.
—Muy. 
—Como que te fuiste un tiempo y regresaste hace poco, ¿no?
—Es que ando más en Tw.
—De ahí no tengo cuenta pero, ¿qué tal?, ¿es mejor? 
—Es un latinchat pero más discreto. Social, le llaman.
—¿Y puedes stalkear?
—No como en Fb. De hecho, ahí conozco a más gente. Está chido. Lo cagado es que hay gente que como que se quiere hacer la importante o la misteriosa y le pone candado a sus tuits.
—¿Por qué cagado?
—Porque es gente que puedes stalkear en fb y cuando te das cuenta de que son unas ostras en general, no dejas de preguntarte: ¿y cómo para qué proteger la cuenta? No es brillante, no es un alma que resalte de los demás, seguidores no tiene, está gorda, se le están cayendo los párpados… qué raro.
—Así que stalkeas a una morra.
—No como tal. Es raro porque es una señora con la que me llevaba bien chingón. No importa, de todas formas casi no hablo con ella ni de ella. 
—Ok y ahorita, ¿andas en Tw?
—Me creerás que me metí al latinchat…
—¿Todavía existe?
—No manches, sí, y como que siento que rejuvenecí. De pronto me empecé a sentir como si estuviera en la prepa, bueno, mi primera prepa. 
—Chale.
—Ya sé.
—Oye, ¿y se liga en tw igual como en el latinchat?
—Hay un modus operandi pero sí, discretamente pero sí.
—Qué hueva, ¿y si sólo quiero coger?
—Te va a costar al menos, un par de veces hacer esto del modus.
De hueva, ya todo cuesta. Hasta para coger gratis hay que hacer méritos. 
—Todo cuesta en esta vida, amigo.
—¿Tú has conectado alguna vez por ahí?
—Conectar sí, sexo no. Me gusta aplicar la yanqui ¿te acuerdas?
—Claro, la de la gringa en película que se hace la difícil con un bello arte de hacer sentir como pendejo al supuesto ligue. 
—Soy toda una artista.
—Yo creo que… deberían quemar en la hoguera a todas esas mujeres que nos dejan picados y encima de eso nos hacen ver como el pendejo que nomás las quiere conocer para coger y si encima de eso, mencionan al novio, amigo, amante, no mames: triple pésima moral. Mínimo deberían bañarlas en agua helada para que sepan lo que se siente.
—Es una pena.
—Me imagino. Oye…
—¿Qué?
—Me voy a dormir. Me toca trabajar mañana.
—Ok.
—Fue bueno saludarte. Ni sentí que hubiera pasado tanto tiempo.
—Ni yo.
—Oye
—¿qué?
—¿Me das tu nombre en tuiter? Ya sabes… por si algún día…
—@M_Sputnik.
—Vale, gracias y descansa. 
—Igual. 

miércoles, 2 de julio de 2014

Emboles


—Ya vi que regresaste a facebook, ¿no te gustó tuiter? 
—Dale, sí me gustó pero eso de "postear en tiempo real" no me mola. No es cosa mía.
—Ya… oye, ya no me dijiste si te había gustado la entrada anterior de este blog. Sólo quiero saber por curiosidad.
—Sí me gustó, lo que no me gustó es que no me respetaras el acento.
—Uy, discúlpame si ya no puedo escribir en argentino.
—Dale, dale pero de seguro todavía te queda un poco de acento. Hablás más conmigo de lo que hablás con el pelotudo.
—No le digas así. Es posible que no sea muy brillante pero a mí me gusta así.
—¿Todo pelotudo? Mirá que linda que sos. 
—Bueno y, ¿cómo estás?
—Bien.
—¿Sólo… "bien"? Mejor ya dime, te tiraste a alguien, ¿verdad?
—¿Cómo sabes? No me la tiré pero estuve a punto.
—Supongo que te conozco. Cuando te portas así es porque crees que hiciste algo malo y casi siempre es porque te cogiste a alguien y no fue a mí. 
—Qué romántica. 
—Siempre, ¿quién fue?
— R. 
—Uffff! No aprendes. Qué pelotudo.
—¿Ya ves que todavía conservás un poco del acento?
—Sólo lo suficiente para hablar contigo. Eso no te quita lo pelotudo pero bueno, no aprendes. Nunca aprendes. 
—Mirá quien lo dice, la abnegada romántica.
—Bueno, bueno y, ¿cómo te fue? 
—¿Te digo? 
—Ya andamos en eso, ¿qué no? 
—Me fue como el culo, te lo juro. La mina es totalmente diferente. No sé, súper rara.
—Dale, pues, ¿qué pasó? Espera, tengo que decirlo: Te-lo-di-je. 
—¿Querés que te cuente o no? 
—Cámara, "amiga", cuéntame. 
—Pues la mina estaba re linda y con lo mucho que me gustan sus piernas. No es por comparar.
—Siempre terminas comparando. No creas, yo también. Como que es algo que simplemente se da.
—Pausa: ¿Me has comparado? 
—Y no nada más a ti. Da igual.
—¿Te han comparado?
—Seguro que sí.
—Después hablamos de eso.
—Ok. 
—Pues que la mina llegó luego de haberse tomado vacaciones, ¿te conté que se fue a ver a la familia? 
—No, o sea que, ¿sí se quiere quedar en la Argentina?
—A mí me sorprendió casi como a vos pero parece que sí. Pero bueno, el caso es que salimos, en plan de amigos y como que me volvió a gustar.
—Doble pelotudo. 
—¿Me vas a dejar continuar? 
—Perdón, no vuelvo a interrumpir, (pelotudo). 
—El caso es que íbamos a la boda de un amigo y como no andaba en La Plata pues me acordé que alguien me había sugerido que fuera por la parte de abajo de la autopista La Plata-BA y ya cuando andaba en camino, recordé que mi viejo me decía que no fuera por aquellos caminitos por aquello de que existen ratas gigantes como perros.
—¿Y si? 
—Pues no sé pero de entrada cuando íbamos en camino no dejé de pensar en eso, sin contar que en algunos parajes te pueden asaltar. 
—Eres brillante. Admirable. 
—Íbamos entre lento y nerviosos y de pronto, casi me cago del susto cuando en una de esas, sale un gato corriendo a todo lo que da. Imagínate: dos de la mañana, ratas gigantes y posibles asaltos. Toda una aventura. 
—Eres todo un Indiana Jones, ¿y ella cómo estaba?
—Quejándose de todo. En una de esas me daban ganas de bajarla y darla como moneda de cambio a las ratas o a los asaltantes. 
—Y yo soy la romántica.
—Después de pasar la parte fea, me estacioné a un ladito de la  autopista y, como nadie pasaba pues se me hizo fácil y, ¿sabés qué hizo la mina?
—Me rompieron la bola de cristal.
—Quería regresarse a su casa… ¡A pie! 
—Lo bueno es que yo soy la loca, ¿y luego?
—Pues que la agarré del brazo y le pedí que se quedara porque no había nadie más importante que ella para mí. 
—¿Y sí?
—Claro que no pero no hubiera sido muy inteligente dejarla a su suerte y mirá que ganas tenía de sobra. Le hablé bonito para que cediera rápido y funcionó además, si no lo hacía así me iba a ir peor después. Ya sé cómo se pone. 
—Yo quiero volver a tener a un hombre como tú: pelotudo pero buen negociador. No es cierto, era sarcasmo, ¿y luego?
—La llevé a su casa. Yo estaba muerto. Quería deshacerme de ella y sus quejas.
—Y te quejabas de mí.
—Tus quejas eran diferentes. A veces eran hasta divertidas porque nunca las decías en serio. 
—Tardaste en comprender pero sí, eso es cierto, ¿y la has vuelto a ver?
—No, ni quiero verla. Sus quejas me sacaron de quicio. Por cierto y aunque no seas supermodelo, encontré unas fotos que…
—Basta. Ya entendí. 
—¿Te he contado que esas fotos me han echado una manita cuando ando bien ganoso?
—¿Era necesario saber eso? Señor Romántico. 
—Medio metro o quizá más en tu honor. 
—Ay, chale. 
—Bueno y ¿cómo has estado? 
—Ne, bien, supongo. 
—¿Andás saliendo con alguien?
—Amigos solamente.
—¿Algún amiguito en particular?
—Creo que no. Alguien me está tirando el perro pero no es mi tipo o bueno, a lo mejor sí pero no el tipo con el que andaría ahora.
—Ya… ¿y qué es o qué?
—Poeta.
—Las puras joyas. 
—Ya sé, sigue en la batalla pero siempre sale perdiendo el pobre.  Lo ignoro cada que puedo. Es un caso totalmente cerrado. Además le ando echando ganas a lo que tengo en casa. Ya sabes, para que si se echa a perder que no vaya a ser porque no di todo en la batalla. 
—Yo creo que te seguís aferrando. Allá vos. 
—¿Y el poeta de plano no te mola?
—Pues no está mal, vive hasta cerca de la casa, es bueno en lo que escribe. A lo mejor y hasta lo conoces porque es medio famocillo.
—¿cómo se llama?
—googlea: D.P.S
—Noooo, ¿ese?
—Sí, ¡"amiga!"
—Sí lo he leído, ¿qué tendrá, 32? 
—Es del 84, haz cuentas. 
—De Madrid. Siempre te gustó la carne internacional y dejá de decirme "amiga".
—¿Te das cuenta de que ya cruzamos el límite exesposo-exesposa y nos convertimos en amigas? 
—Eso no es cierto.
—¿A poco me sigues queriendo? 
—Siempre.
—Yo también "amiga!" 
—…


jueves, 19 de junio de 2014

Tres ficciones en una noche

Ficción no. 1 


—Y bueno, al final creo que todo bien. Por cierto, estaba hablando con Nat y me dijo que ya no va a coger con Vincent porque quesque le trae problemas y ni siquiera logra venirse.
—A mí se me hace que es el espectro del ex.
—O de que quiere andar con el Vin.
—¿Tú cómo ves?
—Yo digo que nel. Ese niño nació muerto.
—Por eso te va como te va.
—¿Cómo?
—Pues así, mal. Creo que te sigue faltando el tacto para hablar.
—Yo hablo como me enseñaron, no como escribo.
—Bueno, hasta eso tienes razón. A lo mejor y en una galaxia alterna hasta eres más clara.
—Pueque.
—Pero y él, ¿quiere?
—Obvii, no. No quiere broncas o más bien, más broncas de faldas. La culpa la tuvo la exesposa. Irónico. 
—¿Qué es lo irónico?
—La palabra: exesposa
Bueno, cada vez es más común.
—¿Volverás a casarte?
—No. 
—¿A poco si ya no te hace ilusión?
—Me hacía, hace meses. A lo mejor y hasta me aferraba y sin siquiera quererlo. El caso es que no. 
—Y bueno, cambiando un poco de tema.
—Ya decía que no te podías quedar al margen.
—No, ya dime, ¿qué pasó esa madrugada?
—Nada. Conocí lo que es una verdadera trampa. Emboscada, creo que le llaman.
—Necesitábamos saber dónde andabas. A mí ya no me dices nada.
—Y parece que tenía buenas razones para seguir haciéndolo.
—¿Y qué pasó?
—¿Con qué?, ¿las razones o la madrugada?
—La madrugada
—Pues que confié en ti pese a que era extraña la idea de que hubieras hablado con Vincent para que fuera por mi y blablablá  y pues nada, lo vi; no era Vincent y lo primero que pensé fue: Así que a esto le llaman trabajo en equipo, ¿eh?
—¿Entonces te fuiste con él?
—No tuve mucha opción,  él te lo hubiera dicho y tú me ibas a seguir presionando o algo así. Me da escalofríos el hecho de que tú, exesposo hables con mi, bueno, él. No tengo etiquetas para con él.
—Entonces, ¿qué pasará?
—No sé pero sí sé que ya definí que no quiero cambiar ni tantito mi postura. Todo cambio fue en vano. Fue un error haberlo siquiera intentando
—Haces mal, por cierto, ¿te irás a Toledo? Te lo digo porque supe de tu cordial invitación.
—Qué rápido viajan las noticias. No, no me iré aparte Don Fer ya se fue, no quería viajar en avión así y por otro lado, tampoco quería cambiar tan radicalmente mi panorama.
—¿Cuál es tu panorama?
—Pues si ya acá me siento sola pues eso, irme a estar más sola. Al señor no le tengo confianza y pues aunque el recuerdo de su hijo nos une, no es suficiente. Es como, irme a perder a una isla desierta. Al menos acá estás tú.
—Yo estoy hasta acá, Argentina.
—Lo sé, pero de alguna forma te siento cerca. Aparte vienes seguido. El caso es que hubiera sido un error.
—Error es el que haces
—¿Cuál de todos?
—Pues dejar de intentarlo.
—A lo mejor. Igual y algo sale pero ya no me está importando. Lo que salga bienvenido y si no, pues ya.

Ficción no. 2

Suena el celular

—¿Dónde estás?
—En Tlalpan. 
—¿Qué haces allá? Regrésate está lloviendo mucho.
—No importa, no te importa. Eso está muy claro o al menos así me lo diste a entender. Tengo frío.
—Voy por ti.
—No y déjame. Se me acaba la batería y espero otra llamada. Ya déjame, eso querías y yo también, ¿qué te importa lo que haga?
—Sí me importa.
—No te creo. 

Cuelga y se acerca un conocido de años

—¿Problemas?
—Los de siempre. 
—Bueno, te dejo el dinero. Por allá habrá alguien esperándote, es taxista; te dará lo que le pidas y luego tiene la cortesía de llevarte a dónde quieras. Sólo ten cuidado, uno nunca sabe cuándo se les mete el diablo a las personas.
—Ok. 
—¿Quieres el paraguas? Está lloviendo mucho.
—No, sirve que escarmiento un poco con el agua o se me bajan los ánimos.
—¿Quieres mi chamarra? Me gusta pero puedo prestártela. Sirve que te veo más seguido.
—No, así está bien, ¿viste alguna vez Singin' in the Rain
—Creo que sí. La del güey cantando en el poste, ¿no?
—Esa, ah, pues justo así me siento
—No cambias. Tengo que irme pero fue bueno verte. Mucha suerte con tus problemas. 
—Adiós.

Taxista

—Bueno, no es mucho pero tampoco estás pagando por mucho.
—Está bien.
—¿Te llevo a algún lugar? Está lloviendo refuerte.
—Puedes llevarme al metro Hidalgo. Por el José Martí.
—Bueno. Está bien cerquita, ahorita llegamos.
—Gracias. 

Suena el celular

—¿Qué quieres?
—Dime dónde estás para ir por ti.
—No quiero que vengas por mí. Ya te dejé en paz. Eso querías, ya te dejé. Deja de molestarme.
—No hagas nada.
—Ese no es tu problema. 
—Déjame ayudarte
—Así está bien. Me siento como un estorbo a tu lado, estás bien donde estás. Ya déjame a mí. Ya te dejé en paz. De todas formas eso estabas queriendo desde hace tiempo. Ya déjame.
—Eso no es cierto. Así te sentiste tú pero no era mi intención.
—Cuestión de perspectivas, quizá. Ya no importa, ya déjalo, ya está bien así. Yo me siento bien.
—¿Entonces por qué lloras?
—Porque tengo frío. Ya me voy, adiós. 

Taxista

—Por acá traigo una cobija, ¿la quieres?
—No, está bien. Es que si siento calientito ya no me voy a querer bajar después. Así déjelo. 
—Bueno, ¿problemas con el marido?
—No es mi marido. En realidad no es nada, no sé por qué tanta insistencia en buscarme, ¿no se le hace lógico que si alguien le da problemas usted se vaya? o al revés, si usted siente que da problemas, ¿mejor se retira?
—Lo que me queda claro es que no se resuelven así las cosas y menos en la lluvia, ¿cuánto tiempo llevan?
—Creo que como cuatro años viviendo juntos.
—No pues es que ya es algo, ¿y de novios?
—Se la debo. Nunca hice cuentas pero ha de ser como año y pico o dos. Algo así. Imagínese que me inventé una fecha. Bueno, no, más bien era la fecha aproximada.
—Aún así, es algo.
—La culpa fue mía. No debí haberme juntado tan joven. Es que una no entiende nunca.
—Así es esto, pero creo que todo saldrá bien para usted. Se ve fuerte.
—A lo mejor. No sé. 
—¿Cuántos años tiene?
—26
—Estás bien joven, seguro te encuentras algo, a lo mejor y hasta mejor. 
—Pueque. 
—Bueno, llegamos, ¿segura no quieres la cobija?
—Sí, está bien. No se preocupe. Gracias y nos vemos.
—Chamaca.
—¿Qué?
—Todo te va a salir bien, traes estrella. Eso que llevas no es bueno si es para ti, piénsalo bien antes de consumir. 
—Ok. Adiós. 

Suena el celular

—Oye, ya déjame. Estoy bien, déjame.
—Dime dónde estás. Voy por ti.
—No
—Por favor
—No

Guarda el celular en la bolsa de la chamarra. Después de un par de minutos lo saca.

No me ignores
—Oye, necesito la batería. Tengo que irme.
—Déjame ir por ti.
—No. Yo intenté hacer las cosas diferentes para ti y te valió madres. Intenté, me esforcé y nada; ya me cansé, te dejo y ya déjame. 
—Yo también lo estoy intentando
—No parecía. Ya no importa, estoy bien, en serio. Sólo déjame.
—Déjame ayudarte
—No te estoy pidiendo ayuda. 
—Por favor.
—Adiós.

Vuelve a sonar el celular

—¿Dónde andas? Ya ando por donde me dijiste.
—Ah, es que me moví. Estoy en el hotel pasando la Alameda. Como me pasaste el mapa de donde estabas, me moví
—Pérame, ya voy.

Amigo se acerca

—¿Qué pasó?
—Nada, que me gusta vivir al máximo. 
—Tus cosas. Ya dime qué pasó.
—Me cansé o bueno, como que más bien, me cansó él.
—¿Por qué? 
—Pues él ahí como haciendo que lo intenta, según. Siento que al final es un requisito del día que tenga que estar bien pero no lo hace por los dos sino por él, para no pelear y eso. Me cansa su actitud de "tener buenos días" pero sin creérselo. La pura mierda.
—Mmmm pues ya. Por cierto, adopté un gato. Me lo encontré justo cuando te dejé en la tarde en el camión, estaba bien mojado y maullando atrás de una cortina.
—¿En serio?, ¡yo lo quiero!
—Llegando lo ves.
—¡Va! Oye, qué chistoso.
—¿Qué?
—Que en la tarde adoptaste a un ser tirado a su suerte y hoy en la noche estás rescatando a otro.
—Tus cosas.
—Bueno, pues no. Creo que en este punto entre tú y tu roomie yo paso a ser directamente la mascota. 
—¡Ja! 
—Ya te vi: Te presento a mi esposa Joh… ah, y esa es la mascota. 
¡Ja! Oye, ¿pasamos por unas cervezas?
—Me quedan como veinte pesos
—Yo tengo cincuenta

Llegando a la casa del amigo

Qué manera de estar viviendo al límite, me cae y, ¿el gatito? Quiero verlo.
—Está ahí en la cocina. No lo agarres porque huele feo. 
—Está hermoso, ¡ven acá pequeño! 
—¡Te dije que está bien cochino! 
—Awww, ¡es hermoso! Huele a llantas, no huele tan mal.
—Mañana se lo llevan.
—¿Quién?
—Una amiga.
—Mmm ok. Si no vienen por él, yo me lo quedo.
—¿En serio?
—Simonsky.

Viendo los mensajes de twitter

¿Dónde estás?
—En el centro
—¿Estás bien?
—No, vomité y tengo frío.
—Mando a alguien, ¿estás en casa de Nat?
—No, ¿a quién mandarás?
—A Vincent.
—Eso es raro, ¿en qué tiempo?
—Media hora.
—Ok.

Amigo y ella

—¿Quién era?
—Mi ex quesque según va a mandar a alguien por mí para que llegue ahorita. No pensaste que era en serio eso de convertirme en su mascota, ¿verdad?
—No, ¿tu ex? ¿el argentino?, ¿a poco anda aquí?
—No, sigue por allá, es sólo que me mandó un mensaje y pues ya le dije lo que pasó.
—Ah, ya.
—Lo raro, es que a la persona que va a mandar es alguien con quien no se lleva. Supongo que ha de ser la fraternidad entre argentinos o algo así.
—¿Es argentino? 
—¿El que va a venir? Sí, pero de argentino no tiene nada. Ni el acento.
—Ya, ¿en qué tiempo llega?
—Quince minutos, según. No está lejos.
—¿En dónde está viviendo?
—Regina.
—Ah, pues sí, no es lejos. Oye…
—¿Qué? 
—¿Por qué pelean tanto si ustedes traen como el trip de quedarse juntos toda la vida y así?
—Yo no traía ningún trip fue algo que se pegó con el tiempo. No sé qué pase después. Yo al menos creo que puedo decir que lo intenté bien, que le eché ganas y eso. Dejé a mis queveres por estar con él, así, chido o bueno, bien. No sirvió de nada, sólo que no quería verme tan cabrona.
—Yo no diría lo mismo.
—Da igual, de todas formas creo que él estaba pidiendo lo mismo desde hace mucho y ahorita que ya se dio pues no me siento mal. Desde hace rato anda buscándome y la verdad es que no sé ni para qué. Creo que lo hace por remordimiento. No creo que se arregle nada o bueno no sé. 
—A mí se me hace que se van a quedar juntos.
—Lo dudo.
—¿Tanto?, ¿por?
—Pues sí. Mira, siendo muy honesta, te puedo decir que cuando empezábamos a andar ni me emocionaba verlo. Era como si me hubiera saltado la parte esa de "idilio" a directamente la rutina: sale del trabajo, lo veo para echar unos tragos o ir al cine, cogemos, taxi y casa. Al otro día era lo mismo aunque de menos al principio estaba divertido. Después nos mudamos de ciudad y pensé que las cosas irían mejor. Y sí, al menos al principio sí pero luego se echaron a perder y yo empecé a buscar alternativas.
—¿Alternativas a él?
—No, más bien sobre cómo cambiar el curso de la relación. Él no estaba enfocándose en lo que le gustaba y eso me frustraba mucho, comencé a tener dudas y creo que empecé a hacer cosas que no debía. En fin, ya se acabó. 
—Y tú, ¿qué sientes?
—M. lleva muerto apenas unos meses y la verdad, no puedo con esto, no tengo la fuerza. Voy a sentir feo extrañarlo porque tenía detalles que me gustaban muchísimo.
—¿Cómo qué?
—Cosillas. Pues ya, supongo que con tanta lluvia hasta podría decirse que me he vuelto a bautizar y de paso, hasta darle pie a otra etapa. Supongo que ahorita que llegue este amigo tendré que hablar con él para ver si ya me puedo mudar, ¿me acompañas a abrir? Ya ha de haber llegado.



Ficción no. 3

No llega el amigo sino el que tanto la andaba buscando mediante el celular.

—¿Qué haces aquí?
—Vine por ti.

amiga a amigo
Y a esto se le llama emboscada.

retomando…
—Te dije que no quería verte. No entiendes, ya vámonos. Hablamos en la casa. 
—Vine por ti.
—Sí, ya vi. Él te dijo, ¿verdad?
—Sí, me dijo donde estabas.
—Está bien que no lo quiera pero tampoco es para tanto. Es decir, mi ex y tú, ¿hablando?, ¿qué sigue?, ¿un grupo de autosuperación?, ¿un trío? Qué tontería. Ya te dejé, ¿qué quieres?
—A ti.
—Eso no es cierto. A mí no me das esa impresión
—Bueno, ¿quieres que te lleve de regreso?
—No, y entiende que ya te dejé. Te está yendo bien y yo sobro. No sé qué estás buscando. Me tomé cerveza y media y ni siquiera ando medianamente peda como para decir que estoy intenseando. 
—No sobras y es cierto. Sí trabajo es para mantenernos juntos. Todo lo que hago es para ti, mi tiempo, mis risas y hasta mi tristeza. Todo. Tápate, te traje ropa, te traje hasta calzones. 
—… ¿qué?
—Sí, calzones. Ahí están, al fondo de la bolsa. 
—Tonto
—Pánfila
—Zopenco
—Taruga
—…

Y se abrazan.