—Tanto tiempo que no te veía, S.
—A mí también me da gusto verte.
—Tenemos algunas cosillas de que hablar pero primero tienes que comer más. A este paso vas a desaparecer y sin siquiera haber empezado tus siguientes planes.
—¿En serio tengo planes? Yo que pensé que ya había acabado la etapa en la que trabajaba para ti.
—No vas a trabajar para mí. Lo que iba a decirte es que necesito que tramites tu VISA.
—¿Me vas a llevar a componer mi preciosa nariz? Porque si no, no me interesa.
—No, de hecho los planes son otros pero antes de que yo me vaya a alcanzar a mi último marido a buscar petróleo, a lo mejor y sí te mando a que te compongan esa nariz o si no, cada que reces por mí, no vas a dejar de recordármelo.
—Eso es muy posible.
—En fin, ¿cuánto tiempo más quieres estar acá?
—Hasta acabar la escuela
—¿Ya lo checaste?
—Sí, ya todo está arreglado. En un par de semanas estaré netamente en sexto y sin deber nada. Lo que sí es que tengo que hacer esas cosas de la tesis y bueno. Ya me vi junto a cualquier chacal diciéndome cosas como: "termina, mata la tesis" y chingaderas así.
—Bueno, las porras no están tan mal, ¿ya te dieron resultados de la beca?
—Todavía no. De todas maneras y a este paso ya me vi buscando mi imagen llorando en google porque no me la dieron…again. Por cierto, ¿eres creyente? Necesito que gente buen… olvídalo.
—Ahora me dices.
—Es una cosa que ando haciendo. Ando convocando a gente buena y creyente para que rece y que me den la beca mediante sus rezos. Es que si yo rezo se me ceba hasta por las próximas siete vidas. Como los espejos.
—¿Crees que no soy buena persona?
—¿Vamos a discutir?
—No. Pero solamente porque casi no te he visto en este año.
—Este año… complicado pero creo que ha sido bueno. Creo.
—Yo creo que sí. Tu problema es que siempre te buscas a los sin metas.
—¿Hablas de tu sobrino? Porque no me gustaría entrar en detalles.
—Olvídalo. En fin. Ve lo de la VISA.
—¿Para qué eso de la VISA?
—Siempre he pensado que tienes potencial para actuar y bueno, alguien me dijo que si conocía a alguien y el resto de la historia ya la sabes. No sé, a lo mejor sí tienes talento para eso.
—Si te digo que hasta las lágrimas me salen naturalitas y sin sentir.
—Írala, si bien que conservas tu sentido del humor.
—Claro, este viaje me trajo sorpresas.
—Sí, algo de eso supe. Qué bueno que te fue bien en, ¿dónde fue? ¿Real de Catorce?
—Simonsky.
—Quiero meterte a una academia de literatura. Algo bueno y seguro, nada improvisado o cosas así. Como hace años. Lo necesitas y lo sabes.
—No sé todavía si quiero.
—¿Qué te presiona más?
—La renta. Tendré que vender cosas y me pone triste.
—¿Quieres que te preste?
—No, mi orgullo no me lo permite.
—¿Ah, no?
—No. Me hace sentir mal.
—Allá tú.
—Nueva York… me gusta la idea.
—A mí me gusta la idea de tener de nuevo a mi sobrina a mi lado.
—¿Sobrina?
—Llevamos años conociéndonos, ¿por qué no?
—Pues sí, ¿por qué no?, ¿tú andas bien?
—"Simonsky", mejor que nunca.
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