martes, 15 de junio de 2021

El cumpleaños

 Viernes en la madrugada:

—Feliz cumpleaños…
—… fue el 3, jueves, ¿ya no te acordás? 
—Si me acordé pero anduve ocupada con cosas de trabajo y demás.
—Me da gusto encontrarte mucho más centrada…
—Ah, ja, ¿y…? Te conozco lo suficiente para saber cuando te quedas con las ganas de decirme algo.
—Eeeehmmm, no quería preguntar sobre esto pero desde marzo de este año no has escrito nada en cuanto a M. y sé que es de alguna manera algo que te ayuda a sentir menos carga.
A lo que voy es, ¿todo bien? Por un lado, me da gusto que no escribas de esto porque siento que lo dejas poco a poco atrás, pero, también te conozco y sé que cuando te quedas callada, es porque traes algo, ¿necesito preguntar más?
—Eeeehm, la verdad es que no he escrito porque francamente no sé qué escribir.
—Seeeee, ya decía yo que algo pasaba… 
—Mira. Quiero compartirte algo…


—Todos son borradores.
—Uh, tenemos un genio. 
—Ah, y uno de buena gente. Pelotuda.
—Si, bueno, no te enseñé eso para victimizarme, tonto. Es más bien porque sí he estado escribiendo pero, nunca acabo. 
—Y… ¿no en el trabajo escribes mucho? Bueno, para empezar, ¿qué hacés ahora?, ¿seguís en publicidad? 
—Seeeee y en producción y en guionismo y en muchas cosas más. Como Diosito: estando en los corazones de todo… 
—¿Guionista? Muy bien, y vos pensando que no ibas a vivir de escribir.
—Bueno, tampoco te emociones que es guion para clases de manicure, maquillaje y cositas así. La verdad es que no está mal. Ya hasta aprendí a arreglarme mejor, ¡ja! 
—Bueno, ¿y entonces? 
—Pues no lo sé. Será que he estado en todo y en nada a la vez. Intento no perder rumbo y creo que no estoy en mal momento pero ya me sisqué. Me he vuelto precavida. Muy.
No cuadrada, no miedosa; mas bien, como que siento que lo que me parametra es una línea entre lo precavido, táctico y emocional que al final no cuaja en nada. Ash, no sé. 
Y bueno, he de decirte que me estoy tomando una Quilmes en tu honor aunque tu cumpleaños haya pasado y me está sentando bastante bien.
—Puff, no extraño esa cerveza en sí pero cómo extraño beber, en… pues, ¿casa?, ¿con mi gente? No sé, me da nostalgia…
—Yo… no sé. Te escucho y casi siento que una lágrima acaricia mi mejilla y mientras va bajando por mi cachetito, va dibujando la bandera de mi país mientras de fondo se escucha, —¿qué te gusta, Silvio, Di Blasio… algún hit patriota en mente?—.
—Eres una hija de la verga. Eso sí se me quedó de México. 
—Uh, ¿ya te vas a ofender? Porque te recuerdo que te casaste con esta señora justo por este sentido del humor embajador de la paz. 
—Y justo por tanta "paz" que nos brindó ese sentido del humor, nos divorciamos, amor. 
—Ah, chale. Bien bajado ese balón. Mañana te cuento si pude dormir. 
—Zoqueta.
—Bueno pero a ver, ¿qué pasa? Tú no eres de apegos, menos de este tipo de "nostalgia patriótica" como para decir "mi gente", "mi patria". No, no te la compro ¿Qué pasa? Tú sabes que si me burlo de algo es porque sé que no es algo importante. No lo hago por ofender. 
—Na, no me ofendí ni nada. En realidad; tenés un punto que además respalda que aún me conocés más o menos bien. 
No sé, me he sentido distante. Al inicio estaba bueno pero ella… no sé. No sé. 
—Van a cumplir como cinco años, ¿no?
—Los cumplimos hace poco pero tuvimos un problema por un pago atrasado y los planes se fueron abajo.
—Ya… 
—No necesitás preguntarlo. En realidad te lo cuento porque nos estamos separando y sí, no tenía a alguien a quien contárselo. Bueno, no siento la confianza. No sé.
—Te iba a decir que "yo sólo venía pasando por acá" pero la verdad es que, ya no soy tan tonta como para ponerme sarcásticas a lo idiota.
Yo, no sé qué decirte, ¿estás seguro? Es decir, ¿lo has intentado?
—vos sabés que esas cosas se sienten, ¿no nos recuerdas?
—… ¿y qué vas a hacer?
—No sé.
—¿Te has dado cuenta de todos los no sé que me has dicho a lo largo de esta charla?
—disculpáme por no cargar mi bitácora. Perdí la cuenta.
Disculpáme, no quise ofender.
—Está bueno. Te entiendo. Peor, te comprendo. 
Supongo que al final de esto se trata todo: tú me ayudas, yo te ayudo. Alguien lo escribe y cobra el fruto que vaya dando y el círculo se cierra feliz y equilibrado. Vida, finalmente.
—En ese caso, iré sacando mi blog. 
—No, mejor encárgate de dar material. Ya estás ahí. Dale dinamismo a la novela y así.
—Pelotuda.
—Yo también te sigo queriendo. No, oye; en serio, todo saldrá bien, verás que sí; aún cuando no sea exactamente lo que quieres, saldrá bien. Te lo digo por experiencia —una patrocinada por ti, por cierto—. 
—¿Pudimos haber regresado? Siempre coqueteamos con la idea después de que te separaste y no pasó nada, ¿pudo haber pasado? 
—Supongo. Ya no pienso mucho en ello, ¿por qué lo piensas?
—No sé. Si con vos pudo haber un regreso y no lo hubo porque no lo intentamos o lo que sea; supongo que al menos podría intentarlo con ella a ver qué pasa.
—¿Te das cuenta de que no hablamos de mí? ¡jajajajaja!
—No hay manera con vos. No la hay. 
—Nos vemos pronto. Sé que siguen sin ser los mejores medios pero está bueno volver a saber de ti. Cuídate y… sonará tonto pero "échale ganas". Mi papá me lo dice todo el tiempo.
No sé si sirva de algo o si siquiera lo dice consciente, o lo dice porque se oye chido pero me gusta creer en sus palabras, echarle ganas y de vez en cuando creer en el milagro.
No sé, a veces sucede.
A veces vale la pena ser optimista. 
—Ojalá tengas razón. 
Nos vemos.

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