lunes, 7 de julio de 2014

Sobrevolando

Pues acá estoy: sobrevolando esta habitación, dándole vueltas al asunto. En realidad y a manera de confesión creo que es por eso que no puedo dormir: ando intentando acabar con muchas cosas y lo primero que se me viene a la mente como solución, es querer convertirme en un kamikase con la cabeza hirviendo en anfetaminas y listo para reventar el avión, camino al sol, perdiéndose en la inmensidad de la luz.
Pero pues nada de eso pasa y sigo sobrevolando la estancia. Huele a moho porque ha llovido mucho, por cierto.

Siempre me he cuestionado si vale la pena hacer algo en lo que crees que eres bueno pero sin saber en realidad si es lo que te gusta o algo así. Ni yo misma sé. No sé nada ahorita, ni he sabido nada en los pasados meses, perdí la brújula.

Quiero pensar que todo se juntó: la muerte del amigo de años, no estar viajando sola a la edad prevista, una relación no fallida (?) pero donde mi confianza ha sido puesta a prueba, detalles como no haber terminado la escuela, amistades que más que amistades son un tipo de intento de hacerme ver lo mierda que fui con ellos, autocompadecimiento, sin trabajo, ya sin obra que terminar, sin una meta fija… Nada, el puro limbo, ¿mencioné que tengo las ojeras como si fueran hamacas? ¡Lucen espectaculares!, como las de Marion Cotillard pero en onda dramática. Bueno no, no lucen cool.

A veces pienso en el suicidio no como un plan sino como un pensamiento que pasa por ahí, saludando y me comienzo a imaginar cómo me suicidaría y entonces imagino que lo haría en el metro, como los demás aunque yo preferiría con uno de mis primeros amores: la h... pero pues el metro sale más barato, aparte y como facebookstar capaz que me hago más famosa pero de pronto pienso que hasta eso me podría salir mal, es decir, ¿qué tal si termino tullida, o desfigurada, o ambas? Una nunca sabe.


Si se están cuestionando acerca de mi familia les informo que sí tengo una familia, no soy huérfana pero honestamente siempre fui muy desapegada y me provoca cierta urticaria preocuparlos por cosas tan nimias como estas crisis existenciales. Yo sé que pasarán, sólo que no sé cuándo. Creo que todavía creo en mí misma. Soy, como Tom Waits en una entrevista cuando dijo: "cree en ti mismo incluso frente a las peores probabilidades" pero no sé hasta qué punto sigo creyendo. Por eso vomito todo esto, a esta hora y con la incertidumbre de si podré dormir o si en unas horas me sacaré el melate. 

Fin. 












viernes, 4 de julio de 2014

Skype


—¿Qué haces a esta hora despierta?
—Nada, charlaba, ¿tú? 
—Igual, en la pendeja.
—Ya… ¿hace cuánto que no hablábamos?
—Ya bastante. Ahorita se me ocurrió hablarte porque no hay nadie conectado a esta hora en el skype.
—Es que todo se lo ha llevado Facebook. 
—Toda la razón.
—Maldigo el día que saqué una cuenta en esa cosa. 
—¿Y por qué no lo cierras?
—Ego, supongo.
—Sí, eso veo que eres repopular ahí.
—Es mi versión amable.
—¿Sigues de quejumbrosa?
—No he cambiado ni tantito. Por cierto, te tengo agregado en FB pero no habíamos hablado por ahí, ¿o si?
—Yo casi no ocupo FB.
—¿Y eso?
—Lo ocupo para andar de stalker.
—¿A las ex's?
—No conozco a nadie que no ande de curioso buscando el qué tan bien o mal le fue a la ex después de que la dejaste.
—Hay casos en donde se ponen gorditas, se casan o tienen hijos. 
—¿Tuviste novia?
—No, torpe. Hablo de ex's de mis novios, pero está chido porque algunas hasta me elevaron el ego.
—Raro.
—Si, ¿verdad?
—Y de tus ex's, ¿hay alguno que te hayas dicho: "vergas, ¿por qué lo dejé?" 
—Un par. De hecho, se pusieron reguapos los cabrones. Hace poco me desvelé viendo las fotos de la boda de uno de ellos
—Qué triste.
—Ni que lo digas pero el cabrón se puso tan guapo que hasta soñé con él.
—¿Incluía novia?
—No. 
—Que mal, casi imaginaba un trío.
—Qué enfermo estás. Sólo lo soñé a él.
—¿Fue importante?
—Apuradamente me acuerdo de su segundo nombre.
—¿Y lo tienes agregado en fb?
—Fue uno de mis primeros contactos. Ahorita no sé ni por qué lo tengo. Ni siquiera lo felicito en su cumple al pobrecillo.
—Tampoco creo que lo extrañe.
—Pueque pero a veces pensaba: "ah, no mames ¿cuánta gente tiene agregada a otra gente que fue importante y así?"
—Te lees a meme de fb
—Me faltan los ositos pero sí.
—¿Y el otro?
—Ah, con ese me llevo bien bonito pero se fue hace poco a Europa. Definitivamente le fue mejor que a mí. Se puso bien buenote, tan bueno se puso que hasta hace poco me enteré que le dieron un premio acá, internacional y todo.
—Qué mal.
—Y tiene unas fotos de esas tipo: "¡ah, no mames, conmigo no estabas así de bueno y…"
—Ya entendí.
—Ok. Pues eso, es mi único par.
—¿Y las exnovias de ellos sí se pusieron buenas?
—No, por ese lado me fue bien. Punto para mí. 
—¡Ja!
—Y bueno, eso es todo en ese rubro. 
—Pues a mí me gustan tus publicaciones pero sí, la gente que te conoce de años sabe que es una versión muy amable de tu parte.
—¿Creerás que mi papá se enoja cada que lee esas "sandeces"?
—¿Cuánto tiempo tiene en Fb?
—Poco. Como dos años, quizá menos.
—Comprensible.
—Muy. 
—Como que te fuiste un tiempo y regresaste hace poco, ¿no?
—Es que ando más en Tw.
—De ahí no tengo cuenta pero, ¿qué tal?, ¿es mejor? 
—Es un latinchat pero más discreto. Social, le llaman.
—¿Y puedes stalkear?
—No como en Fb. De hecho, ahí conozco a más gente. Está chido. Lo cagado es que hay gente que como que se quiere hacer la importante o la misteriosa y le pone candado a sus tuits.
—¿Por qué cagado?
—Porque es gente que puedes stalkear en fb y cuando te das cuenta de que son unas ostras en general, no dejas de preguntarte: ¿y cómo para qué proteger la cuenta? No es brillante, no es un alma que resalte de los demás, seguidores no tiene, está gorda, se le están cayendo los párpados… qué raro.
—Así que stalkeas a una morra.
—No como tal. Es raro porque es una señora con la que me llevaba bien chingón. No importa, de todas formas casi no hablo con ella ni de ella. 
—Ok y ahorita, ¿andas en Tw?
—Me creerás que me metí al latinchat…
—¿Todavía existe?
—No manches, sí, y como que siento que rejuvenecí. De pronto me empecé a sentir como si estuviera en la prepa, bueno, mi primera prepa. 
—Chale.
—Ya sé.
—Oye, ¿y se liga en tw igual como en el latinchat?
—Hay un modus operandi pero sí, discretamente pero sí.
—Qué hueva, ¿y si sólo quiero coger?
—Te va a costar al menos, un par de veces hacer esto del modus.
De hueva, ya todo cuesta. Hasta para coger gratis hay que hacer méritos. 
—Todo cuesta en esta vida, amigo.
—¿Tú has conectado alguna vez por ahí?
—Conectar sí, sexo no. Me gusta aplicar la yanqui ¿te acuerdas?
—Claro, la de la gringa en película que se hace la difícil con un bello arte de hacer sentir como pendejo al supuesto ligue. 
—Soy toda una artista.
—Yo creo que… deberían quemar en la hoguera a todas esas mujeres que nos dejan picados y encima de eso nos hacen ver como el pendejo que nomás las quiere conocer para coger y si encima de eso, mencionan al novio, amigo, amante, no mames: triple pésima moral. Mínimo deberían bañarlas en agua helada para que sepan lo que se siente.
—Es una pena.
—Me imagino. Oye…
—¿Qué?
—Me voy a dormir. Me toca trabajar mañana.
—Ok.
—Fue bueno saludarte. Ni sentí que hubiera pasado tanto tiempo.
—Ni yo.
—Oye
—¿qué?
—¿Me das tu nombre en tuiter? Ya sabes… por si algún día…
—@M_Sputnik.
—Vale, gracias y descansa. 
—Igual. 

miércoles, 2 de julio de 2014

Emboles


—Ya vi que regresaste a facebook, ¿no te gustó tuiter? 
—Dale, sí me gustó pero eso de "postear en tiempo real" no me mola. No es cosa mía.
—Ya… oye, ya no me dijiste si te había gustado la entrada anterior de este blog. Sólo quiero saber por curiosidad.
—Sí me gustó, lo que no me gustó es que no me respetaras el acento.
—Uy, discúlpame si ya no puedo escribir en argentino.
—Dale, dale pero de seguro todavía te queda un poco de acento. Hablás más conmigo de lo que hablás con el pelotudo.
—No le digas así. Es posible que no sea muy brillante pero a mí me gusta así.
—¿Todo pelotudo? Mirá que linda que sos. 
—Bueno y, ¿cómo estás?
—Bien.
—¿Sólo… "bien"? Mejor ya dime, te tiraste a alguien, ¿verdad?
—¿Cómo sabes? No me la tiré pero estuve a punto.
—Supongo que te conozco. Cuando te portas así es porque crees que hiciste algo malo y casi siempre es porque te cogiste a alguien y no fue a mí. 
—Qué romántica. 
—Siempre, ¿quién fue?
— R. 
—Uffff! No aprendes. Qué pelotudo.
—¿Ya ves que todavía conservás un poco del acento?
—Sólo lo suficiente para hablar contigo. Eso no te quita lo pelotudo pero bueno, no aprendes. Nunca aprendes. 
—Mirá quien lo dice, la abnegada romántica.
—Bueno, bueno y, ¿cómo te fue? 
—¿Te digo? 
—Ya andamos en eso, ¿qué no? 
—Me fue como el culo, te lo juro. La mina es totalmente diferente. No sé, súper rara.
—Dale, pues, ¿qué pasó? Espera, tengo que decirlo: Te-lo-di-je. 
—¿Querés que te cuente o no? 
—Cámara, "amiga", cuéntame. 
—Pues la mina estaba re linda y con lo mucho que me gustan sus piernas. No es por comparar.
—Siempre terminas comparando. No creas, yo también. Como que es algo que simplemente se da.
—Pausa: ¿Me has comparado? 
—Y no nada más a ti. Da igual.
—¿Te han comparado?
—Seguro que sí.
—Después hablamos de eso.
—Ok. 
—Pues que la mina llegó luego de haberse tomado vacaciones, ¿te conté que se fue a ver a la familia? 
—No, o sea que, ¿sí se quiere quedar en la Argentina?
—A mí me sorprendió casi como a vos pero parece que sí. Pero bueno, el caso es que salimos, en plan de amigos y como que me volvió a gustar.
—Doble pelotudo. 
—¿Me vas a dejar continuar? 
—Perdón, no vuelvo a interrumpir, (pelotudo). 
—El caso es que íbamos a la boda de un amigo y como no andaba en La Plata pues me acordé que alguien me había sugerido que fuera por la parte de abajo de la autopista La Plata-BA y ya cuando andaba en camino, recordé que mi viejo me decía que no fuera por aquellos caminitos por aquello de que existen ratas gigantes como perros.
—¿Y si? 
—Pues no sé pero de entrada cuando íbamos en camino no dejé de pensar en eso, sin contar que en algunos parajes te pueden asaltar. 
—Eres brillante. Admirable. 
—Íbamos entre lento y nerviosos y de pronto, casi me cago del susto cuando en una de esas, sale un gato corriendo a todo lo que da. Imagínate: dos de la mañana, ratas gigantes y posibles asaltos. Toda una aventura. 
—Eres todo un Indiana Jones, ¿y ella cómo estaba?
—Quejándose de todo. En una de esas me daban ganas de bajarla y darla como moneda de cambio a las ratas o a los asaltantes. 
—Y yo soy la romántica.
—Después de pasar la parte fea, me estacioné a un ladito de la  autopista y, como nadie pasaba pues se me hizo fácil y, ¿sabés qué hizo la mina?
—Me rompieron la bola de cristal.
—Quería regresarse a su casa… ¡A pie! 
—Lo bueno es que yo soy la loca, ¿y luego?
—Pues que la agarré del brazo y le pedí que se quedara porque no había nadie más importante que ella para mí. 
—¿Y sí?
—Claro que no pero no hubiera sido muy inteligente dejarla a su suerte y mirá que ganas tenía de sobra. Le hablé bonito para que cediera rápido y funcionó además, si no lo hacía así me iba a ir peor después. Ya sé cómo se pone. 
—Yo quiero volver a tener a un hombre como tú: pelotudo pero buen negociador. No es cierto, era sarcasmo, ¿y luego?
—La llevé a su casa. Yo estaba muerto. Quería deshacerme de ella y sus quejas.
—Y te quejabas de mí.
—Tus quejas eran diferentes. A veces eran hasta divertidas porque nunca las decías en serio. 
—Tardaste en comprender pero sí, eso es cierto, ¿y la has vuelto a ver?
—No, ni quiero verla. Sus quejas me sacaron de quicio. Por cierto y aunque no seas supermodelo, encontré unas fotos que…
—Basta. Ya entendí. 
—¿Te he contado que esas fotos me han echado una manita cuando ando bien ganoso?
—¿Era necesario saber eso? Señor Romántico. 
—Medio metro o quizá más en tu honor. 
—Ay, chale. 
—Bueno y ¿cómo has estado? 
—Ne, bien, supongo. 
—¿Andás saliendo con alguien?
—Amigos solamente.
—¿Algún amiguito en particular?
—Creo que no. Alguien me está tirando el perro pero no es mi tipo o bueno, a lo mejor sí pero no el tipo con el que andaría ahora.
—Ya… ¿y qué es o qué?
—Poeta.
—Las puras joyas. 
—Ya sé, sigue en la batalla pero siempre sale perdiendo el pobre.  Lo ignoro cada que puedo. Es un caso totalmente cerrado. Además le ando echando ganas a lo que tengo en casa. Ya sabes, para que si se echa a perder que no vaya a ser porque no di todo en la batalla. 
—Yo creo que te seguís aferrando. Allá vos. 
—¿Y el poeta de plano no te mola?
—Pues no está mal, vive hasta cerca de la casa, es bueno en lo que escribe. A lo mejor y hasta lo conoces porque es medio famocillo.
—¿cómo se llama?
—googlea: D.P.S
—Noooo, ¿ese?
—Sí, ¡"amiga!"
—Sí lo he leído, ¿qué tendrá, 32? 
—Es del 84, haz cuentas. 
—De Madrid. Siempre te gustó la carne internacional y dejá de decirme "amiga".
—¿Te das cuenta de que ya cruzamos el límite exesposo-exesposa y nos convertimos en amigas? 
—Eso no es cierto.
—¿A poco me sigues queriendo? 
—Siempre.
—Yo también "amiga!" 
—…