viernes, 29 de septiembre de 2017

Adiós

Hoy vi un destello de ti en mí. No sé, sentí como si fuese un mensaje: comenzó con un relampagueo en mi columna (algo así como una tira de miedo), y luego se convirtió en una caricia muy reconfortante… como un abrazo. Un abrazo amoroso, honesto y protector. Creo que sí eras tú.

Todos los días leo tus mails con la esperanza de que alguna vez, casi por error, pueda llegarme aunque sea la respuesta automática. Es que a veces te extraño mucho.

Estoy escribiendo. Lo logré o bueno, ando en esas y sí, tenías razón: encontré muchas historias en las nubes y en casi todo lo que me rodea. Gracias por los consejos.

Gracias por todo pero lamentablemente ahora me toca irme de tu lado. Tengo que dejarte ir.

No, no es malagradecimiento ni ingratitud, al contrario. A ver, te explico: durante algún tiempo tuve la vacante cerrada para aquellos que, desde que falleciste, intentaron ayudarme y yo los reboté porque no eras tú. Sin embargo y aunque sigas apareciendo en mis sueños, llegó la hora.

Te quiero, te querré probablemente por siempre. A ti, a tus rarezas, defectos, tus imperfecciones y a la vez, a tu perfección a la hora de ser tú.

Necesito dejarte ir porque ya entendí que no vas a volver ni por todo lo que te extrañe o queje de ti todos los días. Gente padeció indirectamente que te fueras y honestamente no fue justo porque querían ayudarme. Muchos padecieron. Insisto, no fue justo.

Espero que donde estés, te encuentres bien. Espero que me cuides como varias veces lo dijiste (te lo digo porque a veces me siento muy sola y la verdad, no la paso nada bien). Espero que no me dejes del todo. Yo tengo que dejar que estés tan presente porque me estás lastimando, lo lamento.
Hoy ya no tengo opción: o te tengo en mi cabeza hasta que las lágrimas me derritan o te dejo ir para vivir mi presente un poquito más a flor de piel.

Perdón, amigo. Supongo que como lo dijiste varias veces, la naturaleza del egoísta es seguir adelante y hoy en día, aunque se me rebana en cerebro en extrañarte, prefiero vivir mi presente. Ya me harté de tenerte tan vivo estando muy muerto. Han pasado más de tres años desde que falleciste, han pasado más de tres años extrañándote, han pasado más de tres años queriéndote de regreso. Ya me cansé, te dejo ir.

Adiós, Matt. Cuídate y cuídame.

Saludos cordiales.

2 comentarios:

  1. Lo volví a leer y disfrute cada palabra. Se siente real y honesto, no es la clase de escrito que uno percibe como el inicio de una nueva vida, lo veo más como la superación de un nivel y la expectativa ansiosa de ver con lo que la vida te sorprenderá.

    Estoy seguro que te cuidará y te seguirá enviando gente como yo que deseamos lo mejor para ti.

    Abrazo competencia.

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  2. Como siempre, un placer leer sus comentarios querida competencia.

    ¡Abrazo!

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