Hoy vi un destello de ti en mí. No sé, sentí como si fuese un mensaje: comenzó con un relampagueo en mi columna (algo así como una tira de miedo), y luego se convirtió en una caricia muy reconfortante… como un abrazo. Un abrazo amoroso, honesto y protector. Creo que sí eras tú.
Todos los días leo tus mails con la esperanza de que alguna vez, casi por error, pueda llegarme aunque sea la respuesta automática. Es que a veces te extraño mucho.
Estoy escribiendo. Lo logré o bueno, ando en esas y sí, tenías razón: encontré muchas historias en las nubes y en casi todo lo que me rodea. Gracias por los consejos.
Gracias por todo pero lamentablemente ahora me toca irme de tu lado. Tengo que dejarte ir.
No, no es malagradecimiento ni ingratitud, al contrario. A ver, te explico: durante algún tiempo tuve la vacante cerrada para aquellos que, desde que falleciste, intentaron ayudarme y yo los reboté porque no eras tú. Sin embargo y aunque sigas apareciendo en mis sueños, llegó la hora.
Te quiero, te querré probablemente por siempre. A ti, a tus rarezas, defectos, tus imperfecciones y a la vez, a tu perfección a la hora de ser tú.
Necesito dejarte ir porque ya entendí que no vas a volver ni por todo lo que te extrañe o queje de ti todos los días. Gente padeció indirectamente que te fueras y honestamente no fue justo porque querían ayudarme. Muchos padecieron. Insisto, no fue justo.
Espero que donde estés, te encuentres bien. Espero que me cuides como varias veces lo dijiste (te lo digo porque a veces me siento muy sola y la verdad, no la paso nada bien). Espero que no me dejes del todo. Yo tengo que dejar que estés tan presente porque me estás lastimando, lo lamento.
Hoy ya no tengo opción: o te tengo en mi cabeza hasta que las lágrimas me derritan o te dejo ir para vivir mi presente un poquito más a flor de piel.
Perdón, amigo. Supongo que como lo dijiste varias veces, la naturaleza del egoísta es seguir adelante y hoy en día, aunque se me rebana en cerebro en extrañarte, prefiero vivir mi presente. Ya me harté de tenerte tan vivo estando muy muerto. Han pasado más de tres años desde que falleciste, han pasado más de tres años extrañándote, han pasado más de tres años queriéndote de regreso. Ya me cansé, te dejo ir.
Adiós, Matt. Cuídate y cuídame.
Saludos cordiales.
viernes, 29 de septiembre de 2017
sábado, 1 de julio de 2017
Crisis
—Necesito decírtelo porque si no voy a estallar.
—Dale, estoy listo.
—Vi los mails de M. Sé que no debí hacerlo pero a veces es mi manera de recuperar el poco equilibrio emocional.
—So… ¿pasó algo?
—Creo que no. No lo sé. Creo que ya no lo extraño tanto como en un principio.
—Se le llama "soltar" y aquí en la Argentina como en la China, es algo muy normal.
—Lo sé pero… sabes que mis crisis existenciales son lo único que tengo en tendencia y a veces para contrarrestarlas, leía los mails, veía mis errores del pasado, podía leerme e intentar ser mejor; ahora nada de eso me está ayudando. Me sigo sintiendo estancada, fuera de lugar, inadaptada. El combo de siempre.
—Bueh, desde que te conozco sos así, ¿qué te digo? vivimos juntos, ¿recuerdas?
—Recuerdo. No eran malos tiempos.
—Dale, estos tampoco pero las crisis son las crisis y esas hacen que sientas así. Dejá de mortificarte. Hallarás algo que sea para vos y si no, creálo y ya está, dejá de perder el tiempo. Desde hace años te vengo diciendo: te mama perder el tiempo sobre todo con las personas con las que sabés que no llegarás a nada y no hablemos de los trabajos. Tenés crisis existencial en parte porque querés.
—No estoy en condición de negar nada pero a mi favor, te voy a decir lo que me decía un ex: "nos aferramos a lo errado porque en ese momento se cree que no habrá algo mejor para nosotros que lo que tenemos justo en ese momento".
—No te salgás del guión y dejá de poner pretextos. Mira, no te estoy cagando. Vos sabés que te quiero, te extraño, siempre te extraño pero a veces no sé qué hacer con vos. Esto ya me lo conozco y el consejo siempre será el mismo pero a vos le mama seguir cometiendo los mismos errores porque "como dice un ex: nos aferramos a lo errado porque en ese momento se cree que no habrá algo mejor que lo que tenemos justo en ese momento".
—¿Para eso te cuento las cosas? ¿Para que me parafrasees sin sentimiento y además con burla?
—Na, no es eso pero sabés perfectamente que no podés escudarte en lo que dicen los demás. Te conozco y me atrevo a pensar que de todas las personas que te conocieron bien, ya sólo quedo yo. Pero bueno, ¿ya tenés laburo?
—No, me rebotaron lo de la casa productora y pues me dio el bajón aún más.
—¿Y publicidad?
—Trabajo para regresar a ella pero siento que una parte de mí, dice que será la misma historia de siempre.
—Bueno su majestad, si querés hacer algo diferente vas a tener que hacerlo por tu cuenta.
—No tengo fondos y tengo una renta que pagar, ¿recuerdas?
—Eso no es pretexto. Si querés plata te puedo pasar lo de la renta del bote que además, no sería ningún préstamo porque es tuyo. Yo sólo lo cuido.
—…y te vas a perder a la Patagonia durante semanas.
—Hey, yo también necesito descansar de la sociedad. A veces me siento asfixiado, tan así que luego me dan ataques de ansiedad.
—"Ataques de ansiedad" íralo, sí los guapos también sufren. Ya recordé porque me gustabas tanto.
—¿Ya no te gusto?
—Ahora te toca a ti, no cambiarme el guión. No sabía que todavía lo rentabas, es todo.
—¡Cómo no! Si te dije hace apenas dos meses que si querías una poco de plata.
—Era para la recuperación de tu abuelo. Yo sé que no soy muy familiar y que pocas personas me importan pero le tengo mucho cariño a tu abuelo y quiero verlo bien.
—Me consuela saber que no todo lo que te digo es echado a saco roto.
—No creas, a veces sí me esfuerzo mucho en prestarte atención, ¡jejeje!
—Si serás pelotuda.
—En fin, tengo que salir del hoyo por mis medios. No es la primera vez que pasa, seguramente tampoco la última.
—Me agrada más esa actitud.
—Me dio gusto platicar contigo, ¿te diste cuenta de que ya no hablamos de los dos como hace años?
—Dejó de ser divertido esperar a alguien que sé que no regresará. Es todo.
—Ok, no entraré en materia. No así.
—¿Cómo no así?
—Yo mal y en crisis.
—Ah…
—Tenemos una charla pendiente. Yo también ya me cansé de buscar mi "algo mejor" cuando sé que ya lo conocí y que no debí… bueno, da igual. Tengo más claras las ideas. Gracias, de verdad. Te quiero. Entiérralo en un lugar bonito y secreto de lo más profundo de tu hipocampo.
—¿Qué es el hipocampo?
—Googléalo. Como pista, tiene que ver con la memoria.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)