jueves, 19 de junio de 2014

Tres ficciones en una noche

Ficción no. 1 


—Y bueno, al final creo que todo bien. Por cierto, estaba hablando con Nat y me dijo que ya no va a coger con Vincent porque quesque le trae problemas y ni siquiera logra venirse.
—A mí se me hace que es el espectro del ex.
—O de que quiere andar con el Vin.
—¿Tú cómo ves?
—Yo digo que nel. Ese niño nació muerto.
—Por eso te va como te va.
—¿Cómo?
—Pues así, mal. Creo que te sigue faltando el tacto para hablar.
—Yo hablo como me enseñaron, no como escribo.
—Bueno, hasta eso tienes razón. A lo mejor y en una galaxia alterna hasta eres más clara.
—Pueque.
—Pero y él, ¿quiere?
—Obvii, no. No quiere broncas o más bien, más broncas de faldas. La culpa la tuvo la exesposa. Irónico. 
—¿Qué es lo irónico?
—La palabra: exesposa
Bueno, cada vez es más común.
—¿Volverás a casarte?
—No. 
—¿A poco si ya no te hace ilusión?
—Me hacía, hace meses. A lo mejor y hasta me aferraba y sin siquiera quererlo. El caso es que no. 
—Y bueno, cambiando un poco de tema.
—Ya decía que no te podías quedar al margen.
—No, ya dime, ¿qué pasó esa madrugada?
—Nada. Conocí lo que es una verdadera trampa. Emboscada, creo que le llaman.
—Necesitábamos saber dónde andabas. A mí ya no me dices nada.
—Y parece que tenía buenas razones para seguir haciéndolo.
—¿Y qué pasó?
—¿Con qué?, ¿las razones o la madrugada?
—La madrugada
—Pues que confié en ti pese a que era extraña la idea de que hubieras hablado con Vincent para que fuera por mi y blablablá  y pues nada, lo vi; no era Vincent y lo primero que pensé fue: Así que a esto le llaman trabajo en equipo, ¿eh?
—¿Entonces te fuiste con él?
—No tuve mucha opción,  él te lo hubiera dicho y tú me ibas a seguir presionando o algo así. Me da escalofríos el hecho de que tú, exesposo hables con mi, bueno, él. No tengo etiquetas para con él.
—Entonces, ¿qué pasará?
—No sé pero sí sé que ya definí que no quiero cambiar ni tantito mi postura. Todo cambio fue en vano. Fue un error haberlo siquiera intentando
—Haces mal, por cierto, ¿te irás a Toledo? Te lo digo porque supe de tu cordial invitación.
—Qué rápido viajan las noticias. No, no me iré aparte Don Fer ya se fue, no quería viajar en avión así y por otro lado, tampoco quería cambiar tan radicalmente mi panorama.
—¿Cuál es tu panorama?
—Pues si ya acá me siento sola pues eso, irme a estar más sola. Al señor no le tengo confianza y pues aunque el recuerdo de su hijo nos une, no es suficiente. Es como, irme a perder a una isla desierta. Al menos acá estás tú.
—Yo estoy hasta acá, Argentina.
—Lo sé, pero de alguna forma te siento cerca. Aparte vienes seguido. El caso es que hubiera sido un error.
—Error es el que haces
—¿Cuál de todos?
—Pues dejar de intentarlo.
—A lo mejor. Igual y algo sale pero ya no me está importando. Lo que salga bienvenido y si no, pues ya.

Ficción no. 2

Suena el celular

—¿Dónde estás?
—En Tlalpan. 
—¿Qué haces allá? Regrésate está lloviendo mucho.
—No importa, no te importa. Eso está muy claro o al menos así me lo diste a entender. Tengo frío.
—Voy por ti.
—No y déjame. Se me acaba la batería y espero otra llamada. Ya déjame, eso querías y yo también, ¿qué te importa lo que haga?
—Sí me importa.
—No te creo. 

Cuelga y se acerca un conocido de años

—¿Problemas?
—Los de siempre. 
—Bueno, te dejo el dinero. Por allá habrá alguien esperándote, es taxista; te dará lo que le pidas y luego tiene la cortesía de llevarte a dónde quieras. Sólo ten cuidado, uno nunca sabe cuándo se les mete el diablo a las personas.
—Ok. 
—¿Quieres el paraguas? Está lloviendo mucho.
—No, sirve que escarmiento un poco con el agua o se me bajan los ánimos.
—¿Quieres mi chamarra? Me gusta pero puedo prestártela. Sirve que te veo más seguido.
—No, así está bien, ¿viste alguna vez Singin' in the Rain
—Creo que sí. La del güey cantando en el poste, ¿no?
—Esa, ah, pues justo así me siento
—No cambias. Tengo que irme pero fue bueno verte. Mucha suerte con tus problemas. 
—Adiós.

Taxista

—Bueno, no es mucho pero tampoco estás pagando por mucho.
—Está bien.
—¿Te llevo a algún lugar? Está lloviendo refuerte.
—Puedes llevarme al metro Hidalgo. Por el José Martí.
—Bueno. Está bien cerquita, ahorita llegamos.
—Gracias. 

Suena el celular

—¿Qué quieres?
—Dime dónde estás para ir por ti.
—No quiero que vengas por mí. Ya te dejé en paz. Eso querías, ya te dejé. Deja de molestarme.
—No hagas nada.
—Ese no es tu problema. 
—Déjame ayudarte
—Así está bien. Me siento como un estorbo a tu lado, estás bien donde estás. Ya déjame a mí. Ya te dejé en paz. De todas formas eso estabas queriendo desde hace tiempo. Ya déjame.
—Eso no es cierto. Así te sentiste tú pero no era mi intención.
—Cuestión de perspectivas, quizá. Ya no importa, ya déjalo, ya está bien así. Yo me siento bien.
—¿Entonces por qué lloras?
—Porque tengo frío. Ya me voy, adiós. 

Taxista

—Por acá traigo una cobija, ¿la quieres?
—No, está bien. Es que si siento calientito ya no me voy a querer bajar después. Así déjelo. 
—Bueno, ¿problemas con el marido?
—No es mi marido. En realidad no es nada, no sé por qué tanta insistencia en buscarme, ¿no se le hace lógico que si alguien le da problemas usted se vaya? o al revés, si usted siente que da problemas, ¿mejor se retira?
—Lo que me queda claro es que no se resuelven así las cosas y menos en la lluvia, ¿cuánto tiempo llevan?
—Creo que como cuatro años viviendo juntos.
—No pues es que ya es algo, ¿y de novios?
—Se la debo. Nunca hice cuentas pero ha de ser como año y pico o dos. Algo así. Imagínese que me inventé una fecha. Bueno, no, más bien era la fecha aproximada.
—Aún así, es algo.
—La culpa fue mía. No debí haberme juntado tan joven. Es que una no entiende nunca.
—Así es esto, pero creo que todo saldrá bien para usted. Se ve fuerte.
—A lo mejor. No sé. 
—¿Cuántos años tiene?
—26
—Estás bien joven, seguro te encuentras algo, a lo mejor y hasta mejor. 
—Pueque. 
—Bueno, llegamos, ¿segura no quieres la cobija?
—Sí, está bien. No se preocupe. Gracias y nos vemos.
—Chamaca.
—¿Qué?
—Todo te va a salir bien, traes estrella. Eso que llevas no es bueno si es para ti, piénsalo bien antes de consumir. 
—Ok. Adiós. 

Suena el celular

—Oye, ya déjame. Estoy bien, déjame.
—Dime dónde estás. Voy por ti.
—No
—Por favor
—No

Guarda el celular en la bolsa de la chamarra. Después de un par de minutos lo saca.

No me ignores
—Oye, necesito la batería. Tengo que irme.
—Déjame ir por ti.
—No. Yo intenté hacer las cosas diferentes para ti y te valió madres. Intenté, me esforcé y nada; ya me cansé, te dejo y ya déjame. 
—Yo también lo estoy intentando
—No parecía. Ya no importa, estoy bien, en serio. Sólo déjame.
—Déjame ayudarte
—No te estoy pidiendo ayuda. 
—Por favor.
—Adiós.

Vuelve a sonar el celular

—¿Dónde andas? Ya ando por donde me dijiste.
—Ah, es que me moví. Estoy en el hotel pasando la Alameda. Como me pasaste el mapa de donde estabas, me moví
—Pérame, ya voy.

Amigo se acerca

—¿Qué pasó?
—Nada, que me gusta vivir al máximo. 
—Tus cosas. Ya dime qué pasó.
—Me cansé o bueno, como que más bien, me cansó él.
—¿Por qué? 
—Pues él ahí como haciendo que lo intenta, según. Siento que al final es un requisito del día que tenga que estar bien pero no lo hace por los dos sino por él, para no pelear y eso. Me cansa su actitud de "tener buenos días" pero sin creérselo. La pura mierda.
—Mmmm pues ya. Por cierto, adopté un gato. Me lo encontré justo cuando te dejé en la tarde en el camión, estaba bien mojado y maullando atrás de una cortina.
—¿En serio?, ¡yo lo quiero!
—Llegando lo ves.
—¡Va! Oye, qué chistoso.
—¿Qué?
—Que en la tarde adoptaste a un ser tirado a su suerte y hoy en la noche estás rescatando a otro.
—Tus cosas.
—Bueno, pues no. Creo que en este punto entre tú y tu roomie yo paso a ser directamente la mascota. 
—¡Ja! 
—Ya te vi: Te presento a mi esposa Joh… ah, y esa es la mascota. 
¡Ja! Oye, ¿pasamos por unas cervezas?
—Me quedan como veinte pesos
—Yo tengo cincuenta

Llegando a la casa del amigo

Qué manera de estar viviendo al límite, me cae y, ¿el gatito? Quiero verlo.
—Está ahí en la cocina. No lo agarres porque huele feo. 
—Está hermoso, ¡ven acá pequeño! 
—¡Te dije que está bien cochino! 
—Awww, ¡es hermoso! Huele a llantas, no huele tan mal.
—Mañana se lo llevan.
—¿Quién?
—Una amiga.
—Mmm ok. Si no vienen por él, yo me lo quedo.
—¿En serio?
—Simonsky.

Viendo los mensajes de twitter

¿Dónde estás?
—En el centro
—¿Estás bien?
—No, vomité y tengo frío.
—Mando a alguien, ¿estás en casa de Nat?
—No, ¿a quién mandarás?
—A Vincent.
—Eso es raro, ¿en qué tiempo?
—Media hora.
—Ok.

Amigo y ella

—¿Quién era?
—Mi ex quesque según va a mandar a alguien por mí para que llegue ahorita. No pensaste que era en serio eso de convertirme en su mascota, ¿verdad?
—No, ¿tu ex? ¿el argentino?, ¿a poco anda aquí?
—No, sigue por allá, es sólo que me mandó un mensaje y pues ya le dije lo que pasó.
—Ah, ya.
—Lo raro, es que a la persona que va a mandar es alguien con quien no se lleva. Supongo que ha de ser la fraternidad entre argentinos o algo así.
—¿Es argentino? 
—¿El que va a venir? Sí, pero de argentino no tiene nada. Ni el acento.
—Ya, ¿en qué tiempo llega?
—Quince minutos, según. No está lejos.
—¿En dónde está viviendo?
—Regina.
—Ah, pues sí, no es lejos. Oye…
—¿Qué? 
—¿Por qué pelean tanto si ustedes traen como el trip de quedarse juntos toda la vida y así?
—Yo no traía ningún trip fue algo que se pegó con el tiempo. No sé qué pase después. Yo al menos creo que puedo decir que lo intenté bien, que le eché ganas y eso. Dejé a mis queveres por estar con él, así, chido o bueno, bien. No sirvió de nada, sólo que no quería verme tan cabrona.
—Yo no diría lo mismo.
—Da igual, de todas formas creo que él estaba pidiendo lo mismo desde hace mucho y ahorita que ya se dio pues no me siento mal. Desde hace rato anda buscándome y la verdad es que no sé ni para qué. Creo que lo hace por remordimiento. No creo que se arregle nada o bueno no sé. 
—A mí se me hace que se van a quedar juntos.
—Lo dudo.
—¿Tanto?, ¿por?
—Pues sí. Mira, siendo muy honesta, te puedo decir que cuando empezábamos a andar ni me emocionaba verlo. Era como si me hubiera saltado la parte esa de "idilio" a directamente la rutina: sale del trabajo, lo veo para echar unos tragos o ir al cine, cogemos, taxi y casa. Al otro día era lo mismo aunque de menos al principio estaba divertido. Después nos mudamos de ciudad y pensé que las cosas irían mejor. Y sí, al menos al principio sí pero luego se echaron a perder y yo empecé a buscar alternativas.
—¿Alternativas a él?
—No, más bien sobre cómo cambiar el curso de la relación. Él no estaba enfocándose en lo que le gustaba y eso me frustraba mucho, comencé a tener dudas y creo que empecé a hacer cosas que no debía. En fin, ya se acabó. 
—Y tú, ¿qué sientes?
—M. lleva muerto apenas unos meses y la verdad, no puedo con esto, no tengo la fuerza. Voy a sentir feo extrañarlo porque tenía detalles que me gustaban muchísimo.
—¿Cómo qué?
—Cosillas. Pues ya, supongo que con tanta lluvia hasta podría decirse que me he vuelto a bautizar y de paso, hasta darle pie a otra etapa. Supongo que ahorita que llegue este amigo tendré que hablar con él para ver si ya me puedo mudar, ¿me acompañas a abrir? Ya ha de haber llegado.



Ficción no. 3

No llega el amigo sino el que tanto la andaba buscando mediante el celular.

—¿Qué haces aquí?
—Vine por ti.

amiga a amigo
Y a esto se le llama emboscada.

retomando…
—Te dije que no quería verte. No entiendes, ya vámonos. Hablamos en la casa. 
—Vine por ti.
—Sí, ya vi. Él te dijo, ¿verdad?
—Sí, me dijo donde estabas.
—Está bien que no lo quiera pero tampoco es para tanto. Es decir, mi ex y tú, ¿hablando?, ¿qué sigue?, ¿un grupo de autosuperación?, ¿un trío? Qué tontería. Ya te dejé, ¿qué quieres?
—A ti.
—Eso no es cierto. A mí no me das esa impresión
—Bueno, ¿quieres que te lleve de regreso?
—No, y entiende que ya te dejé. Te está yendo bien y yo sobro. No sé qué estás buscando. Me tomé cerveza y media y ni siquiera ando medianamente peda como para decir que estoy intenseando. 
—No sobras y es cierto. Sí trabajo es para mantenernos juntos. Todo lo que hago es para ti, mi tiempo, mis risas y hasta mi tristeza. Todo. Tápate, te traje ropa, te traje hasta calzones. 
—… ¿qué?
—Sí, calzones. Ahí están, al fondo de la bolsa. 
—Tonto
—Pánfila
—Zopenco
—Taruga
—…

Y se abrazan.